"La mirada sin prisa es mi vocación, y también mi provocación, pues ella me lleva a entrar en la morada de las esencias, en la cual puedo percibir los valores y tramas invisibles que son el contenido básico de la obra creada.
A través de la pintura me reencuentro con mis propias raíces, me veo reflejada en todo a mi alrededor en la contemplación y al enfrentarme al papel o lienzo en blanco, dialogo con ellos mediante la pintura, tintas y aguadas; afloran así mis paisajes y personajes internos representándolos con elementos abstractos, por medio de goteos, líneas, manchas y atmósferas, llevando mi obra hasta las últimas consecuencias.
Estos paisajes sorprendentemente se parecen a territorios y seres que me rodean, me habitan y me evocan la vida misma."
Pintar me conecta con lo sagrado de la vida.